martes, 27 de septiembre de 2011

Vampire Dreams: Cap 7.

AGFDASH el cap 7 ya, que emoción no me esperé que pudiera subir al blog hasta este nivel de la historia <3

Otro moyivo por el que no actualizaré mucho esque, el tiempo para escribir, es poco y me estoy acercando hasta lo último que escribí así que XDUU...

Por otra parte ultimamente no actualizo porque ya estoy en segundo de bachiller y quiero llevar todo al día, así que iré actualizando poco, esppero que os guste, aunque este capítulo es un poco de la vida cotidiana...

Último del capítulo anterior: Tenía que dejar la mente fría, no dejarse llevar, y centrarse en la situación, ya tendría tiempo para pensar, en lo que lo más seguro no tuviese ninguna importancia, seguían caminando al mismo paso, pero Evelyn paró de repente, él también tendría muchos asuntos rondando por la cabeza, pero el mayor sabía que había algo muy preocupante, llevaba muy poco tiempo con Evelyn y ya se sentía tan confuso respecto a todos los ideales…
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------

-¿Por qué aceptaste al compromiso? Tú no tenías nada en juego… Ni siquiera sabía cómo era –preguntó confuso el pequeño, no entendía que alguien hiciese tanto por él a cambio de nada.

-Pensé en la situación en la que estaba, ninguna persona merece tal cosa, no se le tendría que privar a nadie de su libertad –al escuchar esas palabras, Evelyn pensó que realmente así tendría que ser un noble, para sorpresa de Dietrich, se puso de puntillas, dándole un beso en la mejilla, el más alto abrió bastante los ojos, todo eso había sido confuso, después dejó escapar de sus labios un leve “gracias”, lo que hizo aclarar sus pensamientos, solamente quería ayudarle, por en parte sentirse identificado con él, nada más- venga acelera el paso que falta poco para llegar a casa –respondió con ironía para terminar de relajar el ambiente.

Ninguno de los dos quería regresar a casa, sin embargo los dos tenían motivos para permanecer allí, al regresar, cada uno volvió a sus tareas, mientras preguntaban todo lo que habían hecho y pasado a Dietrich, Evelyn se quitaba el vestido, para ponerse ropa más cómoda y comenzar con sus clases de música, querían que fuese “una muchacha” culta y eso implicaba saber tocar el piano, junto con otras actividades apropiadas para su clase social. Para Evelyn era casi una tortura, enseñarle sobre las notas, las teclas del piano, sus sonidos, sería una tarde larga, sin embargo, el sonido de aquél instrumento le gustaba, se sentó junto a  su profesor de piano, que para su sorpresa era su hermanastro, estaba claro que todos en esa familia sabían tocar algún instrumento o tenían alguna habilidad. Su hermanastro le miró con una sonrisa ladeada, era consciente de que ese chico le odiaba, sabía que le habían encerrado, sabía de su existencia, pero no hizo nada, solo ignoró el asunto y ahora tenía que sentarse a su lado para enseñarle a tocar el piano, tendría un buen motivo para aguantar las ganas de golpearle y acceder a que le enseñase. Empezó con enseñarle lo básico, la parte teórica era la peor, por eso quería enseñársela cuanto antes, con la melodía del piano, tendría mucho rencor acumulado.

Después de un par de horas con algo de teoría, decidieron empezar con lo más básico, aprender las teclas y los sonidos correspondientes, el menor estaba concentrado, quería prender rápidamente, cuanto antes estuviese preparado, antes podría estar con el resto de las clases altas sin ningún problema, quería quitarse todo aquello de encima, en especial por el hecho de quién era su profesor, ¿cómo se atrevía a hablarle de una forma tan tranquila? ¿No se arrepentía de haberle ignorado durante todos esos años? Le resultaba repugnante, pero tenía la obligación de contener toda esa rabia. En el momento en el que empezó a tocar algunas teclas, entró alguien en la habitación interrumpiendo brevemente la clase, era su prometido, que con un cuaderno en la mano, se sentó en una de las sillas, insistiendo que siguiesen como si él no estuviese, comenzó a dibujar a ambos junto al piano, aquel instrumento no se le daba mal, las melodías eran lentas y muchas veces entrecortadas, le costaba memorizar las teclas, pero se notaba cierta soltura para ser la primera vez que tocaba el piano, sin embargo, comenzaba a mostrar algo de inseguridad y a tensarse, paró un momento dándose la vuelta.

-¿No puede ir a dibujar a otro lado? Siento mi osadía pero, esta situación me tensa –respondió en parte cansado después de tantas horas al piano.

-Tenía que hacer tiempo discúlpeme, en breves momentos comenzarán las clases de baile, por su puesto yo seré su pareja –en ese momento, Evelyn cerró la tapa del piano algo brusco, aquel tipejo le quitaba la poca cordura que le quedaba.

Se levantó para despedirse adecuadamente de su hermanastro, para irse con aquél tipo hacia la zona de baile, para su desgracia la profesora en este caso sería su hermanastra, se notaba que eran mellizos, dirían que serían gemelos si ambos tuviesen el mismo sexo, las semejanzas eran evidentes, su hermanastra tenía el pelo corto, a la contra que su hermanastro, sin embargo, ambos tenían el mismo color de pelo, rubio oscuro como el que tendría que haber sido su padre y los ojos verdes, rasgos finos heredados de su madre y ambos altos y esbeltos, le repugnaba esa apariencia serena y estética casi perfecta, ella era una excelente bailarina además de tener una voz envidiable, él era un excelente pianista, ¿no se cansaban de aparentar? 

No quería transformarse en alguien así, pero a su pesar era lo que intentaban, y por desgracia en parte tendría que hacerlo. Lo peor de todo, era tener que bailar con él, los sentimientos eran contrarios, Dietrich estaba encantado, enseñar a Evelyn bailar, sería divertido, esas expresiones tan variadas le gustaban, no era alguien típico y eso de una manera u otra le agradaba. Y como pensaba al ver a su hermanastra empezaban otra vez esas caras.

-¿E-es que no puedo tener profesores que no sean de la familia? –ambos se sorprendieron, ¿dónde había ido a parar el lenguaje culto? Querían decírselo pero no pudieron- a la mierda la palabrería, estoy cansado por el maldito piano y ese estúpido paseo, y cansado de que todos mis profesores vayan a ser hermanastros o primos, ¿nunca tendréis en cuenta lo que siento? –tenía razón, y eso marcaba a su hermanastra, nadie en esa familia parecía haberle importado alguna vez lo que le pasaba o pasó, su hermana quiso ir tras él, pero Dietrich la paró.

No hay comentarios:

Publicar un comentario