jueves, 8 de diciembre de 2011

Vampire Dreams: Cap 9


Hola!! Por fin actualicé jeje ^^UUla verdad esque em resulta un poco complicado seguir con esta historia, está tomando un rumbo muy extraño XDDDD, bueno espero que os guste :3, esta entrada es un poco más animada, espero que no resulte larga..

De la anterior entrada:

El sonido de su respiración retumbaba por la sala, un silencio sepulcral inundaba la habitación. Nervioso y después de atravesar aquella sala, fue a abrir la puerta que estaba al final, sin embargo, desenfundó su espada, una persona normal no lo podría saber pero él sí, había alguien ahí, sus pasos eran cada vez más fuertes y decididos, como acto reflejo se apartó, se abrió la puerta y la otra persona no pudo hacer nada, en apenas un pestañeo, tenía la espada de Dietrich en el cuello, ambos hombres se miraron con gran asombro.

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-¿Qué diantres haces aquí? ¿Dónde está Evelyn? Aunque sea vuestro hermano, no tiene el derecho de llevarlo a donde le plazca –enfundó la espada al ver que era alguien conocido, dejando que se explicase.

-Por la noche, el joven debido a su naturaleza no podía dormir, así que decidimos reanudar las clases de baile, hubo ya finalizadas, mi hermana y yo, decidimos que tuviese encuentro con los suyos –a Dietrich se le abrieron los ojos, incrédulo a tanta irresponsabilidad.

Le apartó con brusquedad, por fin dentro pensaba echarle la charla al vampiro que se encontrase dentro sin embargo, esa melena castaña larga, junto con esos ojos azules, su alto talle, y esa forma de vestir tan elegante junto con esa seriedad, no podría ser otro que su actual jefe, ¿de qué le conocía ese bastardo? Si se sabía que ese era su jefe estaría perdido, tendría muchos problemas, ¿por qué diablos le habría llamado justo a él? Tenía ganas de golpear a los mellizos, pero en ese momento no podía, miró a Evelyn, estaba en frente a Bencastle, su jefe, mirándole con gran asombro, su presencia se notaba, siempre desprendía mucha energía, haciendo notar su fuerza, por parte de su jefe también miraba a Evelyn, pero su mirada era diferente a la del menor, juraría que había, ¿ternura? ¿TERNURA?

-Evelyn, bonito nombre, joven –le cogió un mechón de pelo con delicadeza- os advierto acerca de su seguridad y ruego que vigile sus alrededores, este no es lugar seguro para vos, por eso pedí a Dietrich protegerte, él aceptó sin más, no soportaría que alguien os hiciese daño, y en tal caso, se lo haré pagar –se dispuso a salir, sin embargo, Evelyn le agarró.

-Os suplico señor, decidme aunque tan solo sea su nombre, ¿por qué tanto afán por protegerme y de qué? –le miró directo a los ojos sin vacilar.

-Mi nombre, Bencastle, y créame en decirle que tengo más que motivos para protegerle, nos veremos en varias ocasiones, confíe en Dietrich es mi mano derecha, y ahora ambos debemos marcharnos… Dietrich saca de aquí a todos.

Sin más le obedeció, sacándoles de allí, ninguno de los dos sabía cuál era la relación entre aquél vampiro tan influyente y el rubio, cuando los tres salieron y cerrando la puerta, el menor intentaba retroceder sin entender la situación, no sabía por qué pero había algo en aquél vampiro que le atraía,  quería saber más acerca de él, no sabía el motivo, pero el verle le había causado una gran impresión. Contrastando con el pensamiento del menor, el rubio estaba furioso y eso era bastante notable. En cuanto salieron del pasadizo y volvieron a la habitación, empujó fuera de la misma a Evelyn, quedando su hermanastro y Dietrich solos en el cuarto, el último cerró la habitación con llave y cogió al otro individuo del cuello de la camisa dejándolo contra la pared.

-¿Se puede saber de qué demonios vas? –dijo apretando los dientes, subiendo el puño.

-Vaya, que rastrero viniendo de alguien con sangre élfica, creía que los elfos recurrían a métodos más civilizados.

-Jamás tendría educación con alguien tan rastrero como tú, no te mereces ni siquiera la palabrería, al único que has tratado decentemente es al bastardo de tu padre, mi tío murió por el motivo que tú ya sabes y tienes la desfachatez de tratar así a tu madre y por si no se sumaran pocas cosas a tu lista ¿tienes la poca vergüenza de presentarle a Bencastle Tepes? Lo mínimo sería tener respeto por mí y por mi familia y ni siquiera lo tienes.

-No debería de respetar a monstruos como tú o como mi “hermanastro” –recalcó con ironía la última palabra, causando que aquél chico pacífico no dejase de propinarle puñetazos- ¡sigue comportándote como un monstruo! –el escándalo empezó a hacerse notable y varias personas de la familia golpeaban a la puerta.

-Aquí el único monstruo que hay eres tú, ni se te ocurra meter tu jodida nariz en mis asuntos o en los de Evelyn ¿no somos monstruos? PUES ALÉJATE Y PÚDRETE EN TU FAMILIA PERFECTA –salió de la habitación bajo la sorpresa de todos, sin decir nada miró a un asustado Evelyn, salió de la casa para coger su caballo e ir a un lugar, el cual solo él conocía.

A continuación el menor de la casa entró a la habitación, mirando a su hermanastro con algo de incredulidad.

-¿Se puede saber qué demonios era toda esa conversación? Tú también me ves como un monstruo, ¿verdad? ¿Qué pasó con su tío? Puede que sea medio vampiro y que –se quedó pensativo, Dietrich es medio elfo, debería de habérselo supuesto antes-  Dietrich tenga sangre élfica pero por encima de todo seguimos siendo humanos, si la familia de él ha hecho tanto por ti deberías de estar agradecido y en cuanto a mí, ¡soy tu hermanastro maldita sea! -se le humedecieron los ojos- Seguro que disfrutaste de mi encierro, no puedo ni confiar en mi propio hermano, ¿acaso la pureza de sangre está por encima de sentimientos tan fundamentales como el de la familia? Dietrich tenía razón, solo puedo confiar en él, y al fin al cabo prefiero ser a lo que llamas tú un monstruo a alguien que no sabe apreciar los sentimientos –en ese momento apareció su hermanastra confusa, Evelyn le miró con desprecio yendo en dirección a la biblioteca de la casa.

-Maldita sea, deja de hablar por ambos los únicos que están en contra de Evelyn y Dietrich es padre y tú, pero ni madre ni yo queremos que le pase nada, tú solo miras por la maldita pureza de sangre –se acercó a él- ¿Se puede saber en qué piensas?

-¿En serio miras por ese monstruo y quien deshonró a nuestra familia? Deberías darle, hermanita mía, más importancia a la pureza de nuestra sangre, no eres consciente de lo que conlleva –respondió con firmeza, a lo que su hermana contentó con un bofetón y una mirada en la que bien se apreciaba el odio que sentía por su hermano, después le dejó solo en la habitación.

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