jueves, 8 de septiembre de 2011

Vampire Dreams: Cap 5.

Bueno, vuelvo a actualizar como no de la historia de siempre, hace algunas semanas que no escribo, tengo un bloqueo la verdad, la primera vez con esta historia, espero salir del bloqueo pronto XDUU ....

Cualquier cosa, si leen esto comentar e incluso se aceptan críticas por favor ;_;
PD: creo que es una entrada un poco larga, disculpad XDUU

-¡Basta! Le ruego mi señor que no propicie ese tipo de comentarios –respondió con seriedad, para sorpresa de todos, su mujer- id por sitios con sombra, y que Evelyn lleve sombrilla, mañana retomaremos el tema cuando regresen del paseo.


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Después de la reunión todos se retiraron a sus habitaciones, Evelyn evitó a su prometido, que intentó hablar con él, sin embargo el menor le cerró la puerta en las narices, no quería hablar con él, en general con nadie, mañana le esperaría un día duro y su primer día como mujer.
Efectivamente, pronto por la mañana entraron en su habitación, corriendo las cortinas y escuchándose el escándalo de fuera, provocando que se despertara dando un salto, se tapó con las sábanas al haber tanto sol, se retorció debajo de la ellas mientras cada vez había más ajetreo y gente hablando y llamándole, no quería saber nada, solo quería descansar volvieron a correr las cortinas y a continuación, le quitaron las sábanas haciendo que gritase de rabia mientras se sentaba y veía como la gente entraba y salía constantemente de la habitación, finalmente permanecieron en la habitación la madre de su prometido y un modisto. Cuando hubo a preguntar qué pasaba, ya era tarde, el modisto cerró la puerta. Comprendió que era la parte de las medidas y las elecciones de vestidos y lo que más miedo le daba, los corsés, miró todo aquello horrorizado. El modisto le comenzó a hablar, sacándole de sus pensamientos, comprendió que se tenía que quitar la camisa, miró a la mujer presente, que se había dado la vuelta para no mirar, le empezó a tomar medidas de todas partes, ¿para qué tantas medidas? Después de volver a ponerse la camisa y quedarse petrificado, se quitó el pantalón quedando en ropa interior y preocupándose de que aquella otra persona no mirase, se sonrojó un poco y cuando terminaron de tomarle las medidas y de vestirse, avisaron a la mujer que miró detenidamente las medidas, comenzaron a hablar por lo bajo mirándole de reojo sin que comprendiese nada.

Salieron, dejándole solo en el cuarto, echándose las manos a la cabeza, lo peor empezaba en ese momento. Al cabo de poco tiempo, trajeron diversos vestidos y lo que sería su peor pesadilla, corsés y lo que parecía más extraño, una especie de ropa interior femenina a lo que se negó en rotundo, después de mirar varios vestidos y mirarle a él, decidieron coger uno con tonos azules y cremas, de manga corta, algo de encaje y volante, acompañados de una gargantilla, por su parte miró horrorizado el vestido, era demasiado cursi para ponerse eso, sin embargo tuvo que aceptar, el resto eran peores, a continuación cogieron un corsé y algo que le resultó extraño, para parecer que tenía pechos, inconscientemente le entró la risa, pero no sabía si de lo surrealista de la situación o del miedo que le daba.

Tras forcejeos y gritos, ya se encontraba con aquello puesto, no podía parar de mirarlo, ¿pechos? Estaba contra la pared, esperando a que apretaran el corsé, cuando empezaron a apretarlo, no pudo evitar gritar bastante fuerte de rabia y dolor, afuera empezaron a asustarse hasta escuchar toda clase de improperios referidos a la vestimenta femenina, a fuera algo inquieto espera Dietrich, quien solo veía mucho ajetreo. Después de los gritos y de la falta de aire, se sentó para acostumbrarse, a continuación por encima de la ropa interior masculina, le colocaron la femenina, ya que era más larga y le tapada más, uno de los últimos pasos era colocarle el vestido, le miraron con atención el cambio era evidente y el vestido le sentaba como un guante, para terminar, le comenzaron a maquillar de manera que los ojos pareciesen más amplios, sus pestañas más largas y colorete en las mejillas, comenzó a toser y revolverse, cada vez le convencía todo aquello menos, por último, le miraron el pelo, se decantaron por rizárselo y dejársele todo a un lado, el flequillo le dejaron tal y como estaba, finalmente le dieron los últimos retoques. Permanecieron de pie, sin apenas creerse que fuera la misma persona, Evelyn por su parte se levantó y se miró al espejo, gritó asustado, apenas se reconocía al espejo. Le convencieron para que saliese, abrieron la puerta y Dietrich  ya estaba impaciente, hasta que se abrió la puerta y pocos segundos después, cuando por fin pudo verle, se quedó perplejo, no le reconocía, le miró de arriba abajo ¿de verdad era Evelyn?

-Santo Dios, pareces una mujer de verdad, ¡y guapísima! Es una lástima que no seas en realidad una mujer… -bajo la mirada de su madre, carraspeó y fingió ser un caballero- ¿me acompaña bella dama? –comentó riéndose.

-Claro –le respondió pisándole con fuerza, haciendo que le mirase con odio- que despiste –sonrió, cogiendo la sombrilla que le ofrecieron para evitar algo el sol.

A continuación, salieron de la propiedad, caminando  por primera vez para él, por los alrededores, era extraño, pero había muchos lugares con sombras y la sombrilla también ayudaba. Tal y como pensaban en cuanto se toparon con personas ya empezaban a comentar por lo bajo y mirarles, la situación era incómoda para ambos, iban a paso lento, por la razón de que Evelyn no podía caminar más deprisa, era una situación embarazosa.

-No me esperaba tal cambio, vos lucís realmente bella, en los bailes os tendré que vigilar, muchas damas os envidiarán, ¿qué tal vuestra experiencia como mujer? –comentaba con una sonrisa, sosteniéndole el brazo como un caballero.

-Debéis saber que tantos halagos no son de mi agrado, y como se esperaría cualquier varón, es extraño y embarazoso, por no decir incómodo, pero lo más incómodo de todo es, que el prometido haga escapadas nocturnas y sea un desconsiderado –dijo con firmeza pero disimulando con una sonrisa mientras se tapaba la boca con la mano, como haría cualquier señorita.

-Confíe en mí, si le digo que de ninguna perversión se trata, son cuestiones de mi trabajo, nada más puedo comentarle, acostúmbrese y en especial a mi persona, pues desde el cariño, mi dama, le trato de esta forma –causó una risa irónica en el menor que miró a otro lado incrédulo- Aunque no lo crea y por su bien, debe confiar en mí, y en nadie más, este no es mundo seguro para usted, demasiados secretos, conflictos y demases asuntos que no me están permitidos mencionar –le besó la mano, continuando en parte con el disimulado, haciendo que las mejillas del moreno se marcasen todavía más por su sonrojo.

1 comentario:

  1. Me encanta como vas encaminando la historia, mi unica crítica es que no actualices más a menudo :P

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